jueves, 21 de junio de 2012

Susan Brownell Anthony, la primera mujer que votó cuando aún no le estaba permitido




Susan Brownell Anthony; (Adams, 1820 - Rochester, 1906) Feminista estadounidense. Junto a Elizabeth Cady Stanton, fue una de las principales líderes del movimiento sufragista norteamericano, que durante la segunda mitad del siglo XIX reivindicó el derecho de voto para las mujeres. Entre 1892 y 1900 presidió la Asociación Nacional pro Sufragio Femenino.

Su padre, Daniel Anthony, era un maestro cuáquero liberal que regentaba una empresa de manufacturas de algodón y militaba activamente en el movimiento antiesclavista. Susan se educó en un ambiente de independencia de criterio y rigor ético que marcaría toda su trayectoria política. Cuando tenía seis años, la familia se trasladó a Battensville (Nueva York). Acudió a la escuela primaria local y pasó luego al colegio que su padre había fundado y dirigía. Completó sus estudios, orientados a la pedagogía, en un internado femenino de Filadelfia y en un colegio para señoritas del interior del estado de Nueva York. Al concluir sus estudios, regresó a la casa familiar en Rochester (Nueva York) y se dedicó a la enseñanza hasta que cumplió los treinta años.

Su activismo político se inició en sus años de formación, guiada por el ejemplo de sus padres. En 1848 se unió al movimiento antialcohólico o "movimiento pro temperancia", en el que militó durante cinco años. En él tomó conciencia de las limitaciones que el hecho de ser mujer implicaba, incluso en el seno de una organización reformista liberal, y sintió la necesidad de crear un grupo exclusivamente formado por mujeres, la Sociedad Femenina pro Temperancia del Estado de Nueva York.
Pero su paso al feminismo no se produjo de forma definitiva hasta que, en 1851, conoció a Elizabeth Cady Stanton, la feminista que en 1848 había dirigido la Convención de Séneca Falls, primer manifiesto del sufragismo estadounidense. Stanton se convertiría en su compañera inseparable y ambas encabezarían el feminismo norteamericano durante las siguientes cinco décadas.

Desde 1882 protagonizó, junto a Stanton y Amelia Bloomer, diversas campañas en favor de la igualdad de derechos de las mujeres. La lucha feminista se centró en principio en reivindicaciones de carácter general, para ir progresivamente limitándose a la petición del sufragio universal, por considerar que el voto era el instrumento clave para conseguir ulteriores reformas legales.
Sin embargo, las campañas en favor del sufragio fueron acompañadas de muchas otras, encaminadas a transformar la legislación laboral, la mentalidad sexista y las costumbres discriminatorias de la sociedad norteamericana. Así, por ejemplo, Anthony y Stanton dirigieron una campaña contra las restricciones físicas que la moda femenina decimonónica imponía a las mujeres, promoviendo el uso de pantalones bombachos y faldas amplias.

Desde 1854, Anthony compaginó su activismo feminista con la lucha contra la esclavitud en el seno de la Sociedad Americana Antiesclavista hasta que el estallido de la Guerra de Secesión en 1861 apartó temporalmente a las mujeres de la primera línea de batalla, ocupada desde entonces por los ejércitos. En 1863 fundó la Liga de Mujeres Leales, que promovía la liberación de esclavos en los estados secesionistas del sur.

Al finalizar la guerra, siguió pronunciándose públicamente contra la violencia ejercida sobre la población negra, a la que instó a unirse al movimiento sufragista. Paralelamente, la ya inseparable pareja Anthoy-Stanton dirigió diversas campañas contra las leyes del estado de Nueva York discriminatorias de las mujeres y pronunció numerosas conferencias por todo el estado.
Tras la guerra, las mujeres que habían participado en el movimiento abolicionista comprendieron que la consecución de sus fines propios -la igualdad de derechos para las mujeres- era una lucha que debían emprender por separado, sin contar con el apoyo de sus compañeros antiesclavistas, muchos de los cuales no aprobaban el activismo político femenino. La lucha feminista se centró desde entonces en la obtención del derecho al voto.

En 1868, Anthony y Stanton comenzaron a publicar en Nueva York el semanario feminista The Revolution, que saldría a la calle durante los dos años siguientes con importantes contribuciones de ambas. Anthony se volcó sobre todo en la exigencia de igualdad salarial para las mujeres y en la mejora de las condiciones laborales de las obreras neoyorkinas, para lo cual participó en la creación de la Asociación de Mujeres Trabajadoras de Nueva York. En 1869 fundó con Stanton la Asociación Nacional pro Sufragio Femenino, que comenzó a reclamar la aprobación de una enmienda constitucional que concediera el voto a las mujeres.

A partir de 1872, la Asociación exigió para las mujeres de Estados Unidos los mismos derechos civiles y políticos que acababan de ser concedidos a los varones negros mediante las enmiendas constitucionales decimocuarta y decimoquinta. En las elecciones de ese año, Anthony encabezó una manifestación de mujeres que se presentó ante las urnas en Rochester para ejercer el derecho al voto.
Fue detenida dos semanas después y acusada de violar las leyes federales. Mientras esperaba el inicio del juicio contra ella, recorrió el país dando conferencias, aprovechando el interés público que había despertado su acción. En marzo del año siguiente volvió a presentarse en un colegio electoral de Rochester para votar. Fue juzgada finalmente y condenada a pagar una multa por violación de la ley electoral, a lo que se negó rotundamente.

En 1883 realizó un viaje por Europa, donde entró en contacto con las organizaciones feministas de Inglaterra y Francia y surgió el proyecto de crear una organización sufragista internacional. Cinco años después, durante los actos de conmemoración en Washington del aniversario de la Declaración de Seneca Falls, se estableció el Consejo Internacional de Mujeres, al que se unirían grupos feministas de 48 países.

Durante sus primeros años de existencia, el Consejo fue una organización completanemente americana, en la que Anthony desempeñó un papel muy destacado. En 1890 fue elegida presidenta de la Asociación Nacional Americana pro Sufragio Femenino, cargo que ocupó hasta los ochenta años. Mientras tanto, no dejó de extender el mensaje del sufragismo y la igualdad de derechos, pronunciando conferencias a lo largo y ancho del país. En 1899 se propuso la creación dentro del Consejo Internacional de una organización separada que luchara de forma específica por el sufragio y presionara más directamente a los distintos gobiernos. Tras muchas conversaciones, Anthony participó en la creación de la Alianza Internacional pro Sufragio Femenino durante el congreso del Consejo celebrado en Berlín en 1904.

Su labor dentro del movimiento sufragista fue esencialmente de organización y administración, mientras Stanton se encargaba de escribir la mayor parte de las proclamas y propuestas de la Asociación Nacional pro Sufragio. Junto a Stanton y Mathilda J. Gage compiló y publicó la Historia del Sufragio Femenino, que apareció en cuatro volúmenes entre 1881 y 1902. Asimismo, junto a un grupo numeroso de sufragistas cristianas que buscaban los fundamentos religiosos de la subordinación femenina, trabajó en la edición de la llamada Biblia de las Mujeres, una recopilación comentada de los pasajes bíblicos en que aparecen mujeres. Susan Anthony murió en Rochester (Nueva York) el 13 de marzo de 1906, a la avanzada edad de 86 años, sin llegar a ver la aprobación del sufragio femenino en 1920.

Fuente: Biografías y vidas




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