viernes, 4 de noviembre de 2011

ENSAYO: Mujer ¿Categoría Social?

Desde la Patagonia (sí, sí, no es broma) la hija de nuestra amiga Marianne, nos envía un ensayo sobre la mujer, es reconfortante leer este documento escrito, por chicas jóvenes, que sí son conscientes que en el campo de la igualdad aún queda mucho por hacer.





Mujer: ¿Categoría social?
Ensayo

                Bárbara Irigoyen (17años) y Lucia Arros Merino (17años)
                               
                               


                        Trelew – Chubut – Patagonia - Argentina

                                                        2011

Mujer: ¿Categoría social?
 Si nacimos de una mujer, ¿Por qué es tan poco el reconocimiento?
¿Por qué nos quedamos en un mismo pensamiento y rechazamos el avance cultural?  Un avance cultural donde se reconozca a una mujer como algo más que un ama de casa o un objeto sexual. Actualmente en los medios de comunicación no es más que una ficha en un juego donde los hombres se disputan por ella, donde lo principal es lo estético, la imagen.
Consciente o inconscientemente la apariencia que se espera es la de la muñeca Barbie, delgada, curvas marcadas, pollera y blusa con escote, que ubica en un puesto menor a mujeres más capaces.
En el ámbito laboral sigue siendo excluida, empresarialmente la mujer ocupa puestos menores a los ocupados por hombres. Utilizando su imagen para presentar a la empresa. El trabajo femenino es considerado dispositivo mientras que el del hombre es considerado magnificador.
Gracias a la dura lucha que vienen librando las mujeres desde finales del siglo XIX se ha logrado que la imagen de ésta vaya más allá del delantal, la cocina y los hijos, y hoy nos encontremos con abogadas, empresarias, arquitectas, doctoras, etc. Pero esta lucha continua, porque muchas veces nos hallamos con que nuestros sueldos son inferiores a los de los hombres que ocupan cargos del mismo tipo.
Se está cuestionando y se intenta superar la discriminación que existe entre las diferencias del género y sexo hombre-mujer, entendiendo como sexo lo biológico y como género lo que impone la sociedad, el resultado de una construcción social, como dice la Teoría Queer, que rechaza la diferenciación y clasificación de los individuos en categorías universales, como los papeles sexuales (heterosexual, homosexual, mujer, hombre, etc.), diciendo que hay variaciones culturales anómalas.
Pero no tan solo en el trabajo y en los medios de comunicación la mujer es tomada como inferior, si no que también, en la filosofía: Alcanza con leer lo textos de filósofos como Kierkegaardm, Rousseau, Scohpenhauer, Kant, entre otros, para tener una mirada histórica de cómo se la clasificó como “el sexo débil”. Dice Kant: “Minoridad es la incapacidad de valerse del entendimiento sin la guía de otro. Hay que incluir entre estos a muchos hombres y a todas las mujeres”. También coloca al sexo femenino bajo el signo de lo bello y al masculino de lo sublime. El tema no es tan solo que caracterice a la mujer como el “bello sexo” si no que también al carácter lo relaciona con esto, dice que la inteligencia en una mujer debe ser “bella”, más que profunda. Las mujeres evitarán el mal, no por injusto, sino por feo.
Rousseau, en cambio, solo veía en la mujer su condición natural de procreación, sin tener en cuenta sus derechos y excluyéndolas  de la vida política, negándole la posibilidad de acceder a conocimiento.
En la vida cotidiana se aprecian las diferentes asignaciones según el sexo, la exclusión, abuso, explotación, invisibilización y desprecio hacia las mujeres por el simple hecho de serlo, esa diferencia sexual que es tomada con “natural” por ser nuestra condición biológica.
En Europa, a mediados del siglo XVIII, se comenzó a gestar un sistema educativo donde la educación de hombre y mujeres debe ser diferenciada, ya que la mayoría cree que la educación de una niña no debe ser profunda y poseer una amplia cultura, porque de otra manera la alejaría de sus “obligaciones primarias”, que no van más allá de los quehaceres del hogar.
En el mismo sistema educativo persisten las conductas y enfoques sexista, se fomenta y refuerza la concepción de feminidad y masculinidad, considerando, nuevamente, a la mujer como el sexo débil, dependiente y subordinado, mientras que al hombre lo marcan como superior e independiente.
Sabiendo esto, pensemos, cuantos años han pasado desde aquellos filósofos hasta la actualidad y como la sociedad sigue pensando casi igual y por más que millones de mujeres peleen por sus derechos y por quebrar y terminar con esta discriminación, hay personas que siguen con esta anticuada idea.
El hecho de intentar mantener a la mujer en su casa ha sido una forma de mantenerla oculta. Es decir lo que no se ve no existe. La nueva mujer, la mujer con derechos, con presencia sale a trabajar fuera de su casa y exige lo que le corresponde sin sentirse mal, en fin, ser personas independientes que actúan por un resultado satisfactorio.
Las mujeres de hoy se baten en varios frentes y por eso, a menudo, caen en un conflicto de contradicciones. Las chicas de hoy, sexualmente libres y económicamente independientes, están muy lejos de aquellas precursoras que se atrevieron a transgredir con sus nuevas actividades.
Han sido las luchas de muchas mujeres, las que nos permiten hoy gozar de derechos que en un pasado no muy lejano fueron negados.
Las mujeres, igual que los hombres, tienen opiniones y actitudes políticas e ideológicas muy diversas porque tienen intereses muy diferenciados, pero como seres humanos tienen una serie de derechos comunes que van desde el derecho al trabajo, a la libertad de expresión, a participar activamente en la política, a estudiar, al sexo, y también a un descanso después de  un largo día de trabajo, el derecho al ocio, la cultura y los aspectos lúdicos.
               

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