Polina Por Faustina Moreno Es Navidad. No sé cómo contarla sin hablar de las luces, los adornos, los regalos, las comidas de amigos y familia juntando las sillas para camuflar algunas ausencias demasiado presentes; la lotería, los mensajes de paz, salud y prosperidad, los anuncios de perfume, los puestecillos callejeros, los árboles y belenes, las miradas expectantes de niños que disfrutan de serlo; los villancicos, los programas solidarios y la entrañable y tradicional cena de Nochebuena. Es Navidad. Unas intensas semanas al año en las que nos sentimos especialmente dispuestos a ser felices y en las que, por ello mismo, tenemos más conciencia de los que tienen limitaciones para serlo. Es Navidad. La de todos. La de fuera y la que se siente. En la mía de este año siento , como casi todas las anteriores, el agradecimiento y la esperanza. Agradezco a la vida que me esté regalando tantas Navidades. Agradezco a los que están conmigo que las compartamos. Y a los que no están, que pueda revivir las suyas cuando los añoro. Espero seguir contándolas con y sin luces, belenes, mensajes... Espero seguir guardando regalos sorpresa debajo de la cama durante muchos diciembres. Espero otras noches buenas y que las noches del resto del año se hagan viejas esperando el día que sigue con el amanecer. Espero la sinceridad de quienes desean que el resto sea feliz y espero que la felicidad no quede sólo en deseo. La Navidad tiene el rostro risueño y se cubre con un manto rojo para proteger la ilusión que nos permite seguir soñando. |
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martes, 20 de diciembre de 2011
Es Navidad
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