Pilar Cidoncha |
Por Faustina Moreno
Jóvenes, mayores, infantiles, alegres, preocupadas, durmientes,despiertas.
Las veo pasar cada mañana desde mi parada, asomadas a ventanillas de coche, de autobús, al aire fresco de primera hora. En silencio, con fondo musical, en conversación, ausentes o presentes en su actuar, todas caminan hacia su día nuevo o repetitivo, hacia lo que podría cambiar su vida o sólo continuarla. Cada cara con su secreto, su historia, su futuro y un pasado que algunos ya han guardado y otros aún llevan como lastre, y por eso van más lentos.
Caras conocidas a fuerza de verlas. Caras nuevas que, en el fondo, son las mismas vidas porque nos mueven los mismos afanes y nos paralizan los mismos miedos.
Me gusta observarlas e inventarles la vida. Crear historias noveladas sobre personajes reales, que viven su existencia en el teatro continuo de persistir.
A veces me reflejo en ellas o ellas en mí, y hay momentos en los que, al cruzarse las miradas, los destinos se alejan porque siguen su camino sin saber si el mañana los volverá a cruzar.
¿Qué novela inventarán de la persona que ven en la parada del autobús cada mañana a la misma hora? ¿Qué sabe nadie?, como dice la canción de mi paisano. Habrá quien me invente una historia según refleje mi cara; según se vean en ella; según se sientan o hayan sentido.
Al final seré, como ellos, la cara de cada mañana que acaba por ser conocida a fuerza de verla.
Caras, vidas, historias y secretos.
¿Quièn no ha fantaseado alguna vez con un/a desconocido/a en un momento concreto? Es fascinante, los instantes que compartimos con gente "anónima" en lugares como por ejemplo un ascensor. A mí personalmente me da vértigo, una "historia" que dura tan solo un minuto,como mucho dos, y has sido capaz de desvestir en un segundo y meterle boca. O simplemente preguntarte quién será, o simplemente aprender a desviar la mirada porque no sabes qué decir.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho el texto, me he visto muy reflejada en esas caras, esas vidas, historias y secretos. Francamente, muy bueno.